Día 6:

El día 6 por la tarde conocí a mi nuevo compañero; un tipo cuyo nombre no soy capaz de acordarme y pero que trabajaba en banca en el Santander. Tendría treinta y pocos y no dijo una palabra hasta varias horas después de que lo ingresaran. Mi primera impresión sobre él no fue demasiado buena, y la noche digamos que fue un poco dura, pero claro, a la mañana siguiente me enteré de los dolores tan brutales que sufría y mi imagen cambió radicalmente.

También me aguantó una noche porque ese día se lo llevaron a la planta de abajo, que estaban más especializados en este tipo de dolores.

Ese día, me hicieron una nueva prueba, prueba, que por cierto me dolió bastante. Me hicieron una punción lumbar, que viene a ser que te ponen en posición fetal, y cuando estás totalmente vendido te dan dos pinchazos en medio de la columna vertebral. El primero, la anestesia, el segundo, la propia punción.

Esa era ya la ultima de las pruebas, así que solo quedaba esperar. Además, si daba todo correcto el viernes me darían el alta y me iría a mi querida casa al fin. Y no sabéis las ganas que tenía de eso, así que seguían llegando buenas noticias.

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