Estoy bien dije, pero en el fondo sabía que era la mayor mentira que podía decir, sin embargo, también sabía que era la opción más cómoda. Dejar que la gente pensase que todo iba bien y no tener que explicar nada.
Coger un folio y contárselo a él, las cosas que me preocupaban, los miedos que me acechaban y todas las inseguridades que me atormentaban.
Era más fácil estar callado y decir que todo iba bien que explicar que en verdad todo iba mal. Unos pocos tienen la valentía de decir, joder, las cosas me van mal, necesito ayuda. Y aún menos son capaces de pedirla.
Si viviésemos en el idílico mundo que aparentamos vivir, si seguimos mintiendo y empeorando a cambio de nada, si continuamos diciendo que todo va bien cuando en realidad nada va bien, ¿a dónde vamos a llegar?