Vas al peluquero y le dices, que quieres raparte la cabeza, que quieres volver a empezar, cambiar tus rutinas y disfrutar del hábito, quieres aprender a vivir de verdad y a disfrutar de cada segundo que tienes los pies en la tierra, porque cada vez tienes más claro que todo puede desvanecerse en un solo segundo.
Te rapas la cabeza y vuelves a empezar, vacías la cabeza de ideas antiguas y arrepentimiento, dejas que se llene de pelo y con él de propósitos que esta vez sí cumplirás. Mientras ves como se cae, ves terminar una mala racha y mientras ves tu nueva apariencia empiezas a organizar el cambio.

Empezar a comer sano y llevar una vida más ordenada, establecerte una nueva rutina, disfrutar de ella y cada vez que quieras rendirte acariciar tu cabeza y recordar por qué empezaste. No dejar de luchar, y esta vez no hablo de enfermedades.
Recuperar el tiempo perdido y dejar paso a nuevas locuras, la vida pasa rápido amigo y has tenido la suerte de que te han dado una segunda oportunidad que no puedes desaprovechar por lo que decides empezar a vivir, abandonar lo material por muy tópico que suene y disfrutar de las experiencias, centrarte en el estudio y ser la mejor versión de ti mismo.
Luchar, pero sobre todo disfrutar de cada día como si fuera el último. No tienes necesidad de grandes planes, simplemente de disfrutar de los pequeños detalles, una buena comida, una siesta o salir a dar un paseo y notar el viento en la cara.
Raparte la cabeza es empezar, pero empezar, esta vez para continuar, porque como dijo Hunter S. Thompson: «La vida no debería ser un viaje hacia la tumba con la intención de llegar a salvo con un cuerpo bonito y bien conservado, sino más bien llegar derrapando de lado, entre una nube de humo, completamente desgastado y destrozado, y proclamar en voz alta: ¡Uf! ¡Menudo viajecito!»
Y estamos vivos, así que vivamos de verdad.
Me encanta la frase de Hunter S. Thompson que transcribes. Muy bien traída.
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