Quitarme la camiseta, soltar las chancletas y empezar a andar, caminar sin rumbo y durante tiempo indefinido. Sentir como la arena recorre mis pies y como el agua salada enfría mis dedos.
Los saltitos para evitar que la ola me moje la tripa o la arena pegándose en la espalda nada más salir después del primer baño. La asquerosa masa que se forma con la crema de sol y el sudor de después de jugar a palas.
No sé si será por el año un tanto especial que he tenido o por qué, pero este verano, al contrario que muchos otros no me apetece la fiesta ni el alcohol, este verano me apetece familia, descansar y sobretodo desconectar.
Los que van de bilingües dicen que necesitan “vitamin sea” y aunque siempre me haya reído de esta frase, por primera vez creo que yo también necesito un poco de eso.
Necesito desconectar la cabeza para volver a conectarla días más tarde con nuevas ideas, proyectos y aventuras. Queda algo menos de un mes para que empiece oficialmente mi verano y la verdad que sin duda puedo decir que es el año que más ganas tengo de que llegue.
Así que aunque me haya llevado algún que otro revolcón, y aunque no hayan sido en el sentido de la palabra que me hubiera gustado me toca apretar unas pocas semanas más antes de disfrutar de 2 meses mágicos, pero como dijo Mohamed Ali: “sufre ahora y vive el resto de tu vida como campeón”.