UN MARTINI; AGITADO, PERO NO REVUELTO.

Y fue entonces, justo después de publicar el último post que decidí cambiar. Que decidí apartar todo aquello que me hacía daño y no me dejaba continuar, empezando, como no, por el móvil.

Decidí apagarlo de forma indefinida así que perdonad aquellos a los que no os haya respondido, pero necesitaba un respiro. Mi terapia ha sido más bien sencilla pero efectiva. Paseos en bicicleta, carreras con música, torrijas con helado de Alaska, una cena con amigos, mucho tiempo en familia y música, mucha música.

Un fin de semana para mi, para poner todo de vuelta en su lugar, para ordenar mi cabeza, organizar mis problemas, mis comeduras de tarro y ver cómo solucionarlas de la mejor manera posible.

Ayer lunes, una vez encontrada la que creo será la solución óptima volví a encender el móvil y di solución a los tres asuntos que más me agobiaban. Por otro lado, por fin terminamos la elección de destino para el erasmus, quitándome así, un gran peso de encima.

La fórmula a seguir ahora es más bien sencilla, usar el móvil sólo por la noche antes de meterme a dormir para responder a aquellos asuntos que tengan cierta urgencia, pero sin vivir obsesionado y pegado a él 24 horas al día. Seguir haciendo deporte de forma cuasi diaria, reír mucho y rodearme bien aunque es prácticamente imposible rodearme mejor de lo que estoy ahora.

¿Ves Guillermo? Al final antes o después todo va cobrando sentido.

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