Emprender tu pequeño negocio de ropa es aprender a priorizar. Es aprender que no podrás salir a cenar con amigos o que no podrás irte de fin de semana porque has invertido tus pocos ahorros en esa locura con la que siempre soñaste aún sabiendo que es probable que no llegue a nada.
Es meterte en faena y aprender a diseñar con photoshop tu propia ropa, es responder mails al llegar muerto de la universidad, recoger los paquetes y acercarles sus productos a tus clientes.
Crear tu propio sueño es ser agradecido con todos aquellos que han creído en ti desde el primer momento, aquellos que te han comprado tu colección o los que te han dado su punto de vista más sincero acerca de tus diseños.
Arriesgarlo todo por tu marca es la inseguridad al recibir la nueva colección por no saber si la venderás entera y también alegria al ver que no te queda ni una sola prenda en stock.
Es también levantarte cada mañana pensando como mejorar y como darle una nueva vuelta de tuerca a tus creaciones. Ver tutoriales para mejorar en el uso de programas de diseño y buscar aquello que pueda hacerte diferente.
Perseguir tu sueño es en definitiva dar un salto al vacío porque realmente crees en aquello que vas a hacer. Es sacrificio y esfuerzo, pero sin duda, perseguir tu sueño es lo más gratificante que uno puede hacer.